3/09/2008

Día de elecciones: He votado. ¿He tirado mi voto o he metido a alguien en el congreso?

La verdad es que he dejado mi voto en la urna y no me he quedado muy tranquilo. Dejas el colegio electoral con la pesadumbre de saber si el voto va a servir para algo. El simple pensamiento de la exitencia de una Ley Electoral que favorece el bipartidismo hace que ese sentimiento de frustración y de apatía renazca en ese momento. No encuentro el partido adecuado a mi forma de ser, a mi conciencia política. Soy un ser político (todos lo somos pero pocos lo reconocemos), me encanta todo lo relacionado con la política. Desearía ser un ciudadano activo, militar en un partido, ayudar a mi sociedad a mejorar. Pero no encuentro mi sitio. Como yo, muchos amigos y conocidos en la misma situación de no encontrar su sitio. Las opciones que tenemos no son buenas. Los partidos existentes no regeneran sus filas, no cambian; estamos viendo las mismas caras desde hace lustros. La creación de un partido tampoco creo que sea la solución, sino la reorientación de los existentes. La Ley electoral no convence. Tenemos el sistema de reparto de votos: Ley D´Hont, sistema utilizado para el reparto de escaños, siempre que los partidos tengan un 3% de los votos en su circunscripción. El resto a la basura. Esto ya plantea dudas de nuestro funcionamiento, ya que si decimos que el voto de un ciudadano es útil, que se lo digan a los que no llegan a ese 3% (de la circunscripción) que ven su voto en la basura del colegio electoral. Un sistema de doble vuelta regeneraría, reciclaría ese voto-basura para poder replantear su voto. Dejaría que los ciudadanos no tuvieran que determinar su voto con ese término tan conflictivo de: voto útil. Un sistema de doble vuelta no coaccionaría a los ciudadanos a votar, les permitiría votar lo que en conciencia piensan. Luego en la segunda vuelta ya votarás lo que creas más cercano a tu primera opción. Claro, una segunda vuelta no beneficia a los de siempre, a los partidos mayoritarios. Habría que resolver cuál es el umbral de voto para estar en la segunda vuelta. Pero esto es hablar por hablar. Los que acceden al poder no tienen intención de echar piedras sobre su propio tejado. Mierda de sistema.

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