4/25/2012

JUAN BAUTISTA TOPETE


JUAN BAUTISTA TOPETE: Una vida interiorizando la naturaleza.
Tras la triste noticia de la muerte de Juan Bautista Topete, nuestra vista, inmediatamente se traslada a uno de sus cuadros, colgado en la pared de casa. ¡Quién no tiene un cuadro de Topete...! Estuvimos un rato admirando sus paisajes, y recordándole. No puede haber mejor homenaje para este pintor, que contemplar sus obras.
Leonardo da Vinci, recomendaba imitar a la naturaleza: «Imita la naturaleza, y haz con tu pincel lo mismo que el sol hace con las nubes al formar el arco iris, cuando los colores caen suavemente uno junto a otro, sin ninguna rigidez en sus límites». Su pintura es fruto de este precepto, una fusión con la naturaleza. Siempre ha sabido tratar de captar la inagotable armonía..., el aire, la luz, el movimiento... Incluso la música que se desprende de un paisaje, la que acompañaría inevitablemente a cada montaña, valle, o río. Por supuesto, todo ello se fue adhiriendo, tras muchos años entre montañas, a su pintura, hasta destilar un profundo respeto por el paisaje, subsumir la verdad de la realidad, para ser igual de veraz en la ejecución de sus obras. Siempre se ha declarado un pintor realista. Incluso defendía este tipo de pintura, afirmando que el futuro del arte no perdería posición, por seguir esa línea. El realismo es la posición artística más antigua. Desde los orígenes del arte, todo artista ha querido plasmar su realidad mediata. Aunque, como afirmaba Juan Bautista Topete, sólo es posible una selección de la realidad, de una parte de ella, dado que la carga subjetiva, los sentimientos que evoca, y, sobre todo, la sensibilidad que posea el artista, hace que sus obras sean, no fotografías, sino interpretaciones veraces, con algo más, con un añadido espiritual, con carga emocional. La visita a sus exposiciones era una peregrinación obligatoria, cada verano. Contemplar sus obras, constituía verdaderas lecciones magistrales de pintura, un manual de procedimientos pictóricos, aprender todo sobre el óleo, acuarela, lápiz... Cada palabra que pronunciaba sobre pintura, debía ser meticulosamente guardada en nuestra memoria, dado que nos estaba regalando conocimientos, sobre todo, para quienes nuestro mundo es el arte. Sutiles formas, meticuloso movimiento de su pincel en el lienzo, transparencias imposibles... Tratamiento impecable de los cielos, ríos, cascadas, bosques, nieve, nieblas... Sobriedad en el color, un color transparente, etéreo a veces, junto a una pincelada segura y firme, implacable, siempre en su sitio y sin concesiones de ningún tipo. Nos deja el pintor, pero queda su obra, haciéndolo inmortal. Topete se reencontrará con las montañas, y paisajes que tanto amaba.


Guillermo Pérez Pérez
Crítico de Arte.

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