12/09/2008

Juan de Mairena

Era Mairena - no obstante su apariencia seráfica- hombre, en el fondo, de malísimas pulgas.
A veces recibió la visita airada de algún padre de familia que se quejaba, no del suspenso
adjudicado a su hijo, sino de la poca seriedad del examen.

La escena violenta, aunque también rápida, era inevitable.
- ¿Le basta a usted ver a un niño para suspenderlo? - decía el visitante , abriendo los
brazos en ademán irónico de asombro admirativo.
Mairena contestaba, rojo de cólera y golpeando el suelo con el bastón:
- Me basta ver a su padre..." (Id. TI, pp 162 - 163).

No hay comentarios:

 
clocks for websitecontadores web