1/06/2005

Para Israel 2

Distancia, ese es el misterio.
Soledad, el triunfo.
Amistad, nunca le faltará la nuestra.

Puede ser probable que el obsoleto futuro pueda cansarnos, agotarnos de tantas veces escuchado por los pasillos. No vemos posible que nos sorprenda lo vivido. Lamento decepcionar a un público que quiere, que ansia, futuros. No tengo espacio suficiente para hablaros del futuro. Sólo el pasado. El pasado. Un pasado efímero, que decía Machado. Un pasado que pasa, que se pasea. Que dista del mañana. En ese pasado se encuentra la memoria de un hermano, de Israel. Yo no recuerdo cuándo conocí a Israel, ni siquiera cuándo podríamos decir, el punto exacto, en el que se nos podría definir como amigos. Es imposible, y no por el tiempo transcurrido, como por lo inalcanzable en nuestras mentes. Quizá no queremos recordar el espacio y el tiempo de ese suceso. No nos sería grato a ninguno. Tampoco merece recordar un punto exacto. La amistad no es algo que se pueda reflejar en una “foto finish” de los 100 metros lisos, y los jueces con lupa determinen el punto ganador, la cabeza que sobresale de la línea conceptual de la amistad. Además Israel fue, por muchos años, un personaje que entraba y salía, desaparecía y llegaba. Nos dejaban que nos llevásemos bien o nos enfrentaban fuerzas externas. La amistad se forjó contra todo pronóstico, tan adverso, como apostar por un caballo endeble y escuálido, que gana para ridiculizar al potente y ágil.

Todos las imágenes pasan como el rebobinado de una cinta de video, que en escasos segundos repasan toda la película de nuestra vida, sin detalles, sin sonido, con la carga de lo subjetivo, con el resplandor de los años.

Ráfagas de memoria, que aparecen como retornos de vida, como si la existencia fuera circular y se repitieran por siempre todos los instantes vividos con intensidad. En ellas aparece Israel...en una de ellas, lo veo grabando un anuncio en la radio; una mañana de verano; estoy a su lado, reímos. Luz roja; leemos el texto como locutores avezados. Reímos. Eso siempre.

Más borroso, y confuso, diviso una instantánea de Israel, en mi casa, jugando al Monopoly hasta altas horas de la madrugada. Reímos. Dormimos juntos.

Unas literas aparecen en mi mente, yo arriba del todo, debajo Israel, más abajo...¿quién estaba? Mi memoria lo ha borrado, en mi universo estamos solos.

Paseo desde las Delicias a un cine de barrio, de esos de parroquia, para ver una película mala, aburrida y para niños; veinte duros en el bolsillo; un fotograma quemado; oscuridad, silbidos...Reímos.

Petardos en la plaza, cohetes, unos ahorros perdidos en las fiestas de las Delicias, una verbena. Muy tarde. Bronca. Lloramos.


Un intervalo perdido, sin su amistad. Tiempo que nos raptaron, que nos arrebataron.

Unas fiestas del Pilar y poco dinero. Israel y ninguna obligación, un reencuentro inesperado. Siniestro Total no pudo con nosotros. Barricada...nos trae el recuerdo de un día de 28 horas: un bar cerrado, unos porros, alcohol, taxi, vaquillas y mujeres. Y volver con el mismo, poco, dinero con el que habíamos salido de casa. Toda una hazaña.

El Estado español y la policía militar nos arranco a Israel. Israel el insumiso. Israel el anarquista. ¿Acaso existe alguien coherente? ¡Que tire la primera piedra! Pelo rapado del sur. ¿La Marina? Las horas que Treme y yo falsificábamos el sello del ejercito para mandarle una carta que pareciera oficial...¡que risas! Otra vez era una carta con la bandera republicana. ¡Que te mandan a Madrid! Policía Militar. Hasta con traje de fascista tenía cara de buena persona (el hábito no hace al monje). La Ley de compensación universal se hace realidad con Israel. O el dicho de: “no hay mal, que por bien no venga”. En Madrid se lo montó muy bien, en calzoncillos y una porra velando por la salvaguarda de nuestros altos mandos de la Marina. En clase, aguantando el rollo de mis profesores, me imaginaba a Israel saludando, a toda la alta esfera militar, uniformado de cintura para arriba y en calzoncillos y chanclas por debajo, el mostrador lo tapaba todo.

A su regreso de las aventuras madrileñas...el descontrol. Las innumerables noches locas por Zaragoza, cantando “A las Barricadas...”, bebiendo como esponjas, llorando en el “No me chilles”, de felicidad y nostalgia. Pilar nuestra “hermanita”, Chesus y su “tío te quiero mucho”, Pintor y sus cosas raras y Treme con su camiseta de Ixo Rai. Pizzas de bajo coste, cerveza gratis, porros en su piso. Altavoces a la calle. Linares. Sidecar...


INCOMPLETO

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