He dejado mi ciudad, mi barrio, mi hogar
de tantos años atrás,
ahora soy un vagabundo en el camino.
Ya ni tu amor me guiará en la oscuridad de mi soledad
cuando en el horizonte me haya perdido.
Yo creía que era libre y solo era un prisionero más
encerrado en las fronteras de mis deseos.
Mientras suena esta guitarra, sé que el alba me despertará.
Mientras haya un tren que pare, habrá un destino.
Y un día ví venir al diablo dándome treinta monedas de plata
y ví muy claro que yo era un vulgar traidor jugando a ganador,
con el peor estilo de un mal perdedor.
Muchas veces te recuerdo y tu ternura arranca lágrimas.
Cuando sopla fuerte el viento eres mi fuego.
Y un día ví venir al diablo dándome treinta monedas de plata
y ví muy claro que yo era un vulgar traidor jugando a ganador,
con el peor estilo de un mal perdedor.
Muchas veces te recuerdo y tu ternura arranca lágrimas.
Cuando sopla fuerte el viento eres mi fuego.
Nunca me faltó un amigo ni tu amor dispuesto a perdonar
y yo con todo he jugado sin sentido.
Sin sentido.
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