Hoy está lloviendo en Pamplona. Miraba tras los cristales del colegio, y recordaba cuando era un infante en Primaria, en mi colegio, "Tío Jorge", la sensación de los días de lluvía...encerrados, atrapados...Pero, desde el otro lado de la mesa es diferente...lo veo de otra manera (los niños están más tranquilos, dan menos guerra).
La modorra despúes de comer y el griterío. Eso no cambia. También ha sido un día raro. Enterarme que el padre de una compañera se está muriendo me ha dejado muy pachucho. A veces, veo que está triste. Ahora comprendo muchas cosas. Y con esta maldita sensibilidad que poseo, un grado de empatía elevado (y absurdo), que me hace colocarme en la situación de los demás, me ha dejado muy desanimado. Sobre todo, al estar fuera de casa. Las cosas se sienten en un grado más alto de lo normal.
Este post no lo debería colocar en este blog, dado que estoy escribiendo otro paralelo con mis experiencias en estas tierras navarras. Aunque lo tengo como un diario personal, mas que como un blog para que me lean. Algún día pondré el enlace.
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