PROLOGO
Ante vuestras manos tenéis un libro, no, algo más que libro, el conjunto de una vida solitaria por propia elección, el destino labrado a lágrimas de alegría, otras de llanto (las menos). Israel nos sigue dejando un regusto dulce en los labios, una bocanada de perfume de esperanza; la propia esperanza en el ser humano reflejada en sus carnes.
Humano. Errando.
Vividor. Infatigable.
El propio existencialismo hecho persona en Israel. Ni pesimista, ni optimista, en posesión de las posibilidades reales, y no está condenado a un fracaso irremediable, ni orientado a una realización infalible. Es imprevisible.
Nadie pensaría lo lejos que ha llegado Israel. Y con lejos, no pienso en metas materiales, sino en lejanías humanas.
Leer estos versos y textos. Multiplicarlos en más líneas. Expandirlos por la galaxia. Reflexionar sobre ellos. Jamás renunciéis a ellos. Creer en el jardín de los senderos que se bifurcan. Que ellos te llevarán a Israel.
Y pensar que... A Israel parece como si uno lo hubiera conocido toda la vida. Es anexo a nosotros. ¡Qué digo! Parece como si siempre hubiera estado en todas nuestras vidas, reencarnándose a nuestro lado continuamente. Eres un helecho, Israel es el helecho de al lado, el que te no te tapa la luz y comparte las sales minerales y el agua. Te ha tocado ser escarabajo, pues Israel reencarnado a tu lado como otro escarabajo haciendo pelotillas por el mundo.
Avanzas en la escala y llegas a ser mejor: un gato, Israel es ese compañero de aventuras gatunas.
Hasta llegar al ser humano que hemos sido y somos, (algunos no, claro, lo intentan, pero no). Israel siempre a nuestro lado.
Quizá estuvo con nosotros en la Guerra Civil Española, con
libertad tricolor, y nos mataron junto a él en el frente de Teruel.
Posiblemente nos paseamos juntos por los jardines de Versalles y jugamos a las cartas con pelucas y polvos blancos en la cara.
De lo que sí estoy seguro es que fuimos de putas con el Rey Pasmado, aunque no seamos monárquicos.
Y el mismísimo Lorenzo de Médici nos mantuvo para que pensáramos alguna idea brillante en la que invertir; nosotros le dijimos que habíamos inventado la máquina de vapor y que el ferrocarril tendría gran futuro, pero no nos hizo caso. Nos llamó locos.
Ya estuvimos con Abd-al Ramhmán I, al que casi arruinamos construyendo su mezquita y probando sus mujeres desatendidas.
Antes, con Justiniano defendiendo los restos del imperio romano, no estuvo mal, pero fue mas divertido con Adriano y no digamos con Caligula, nunca olvidaremos sus bacanales.
Y así hasta los Griegos, en los que la hermenéutica de Israel ha sido legada a nuestra cultura como los dinosaurios a Dinópolis[1]. Y es que los Griegos...los griegos...ahhh los Griegos.
Los Griegos, y hablo de los de antes, de esos que eran una mierda al lado de los Etruscos[2], de esos que para procrear lo hacían con su mujer y que para pasárselo bien se lo montaban con su mejor amigo (no es el caso que nos ocupa); esos mismos tipos, con túnicas y barbas, inventaron algo que nunca me pareció muy útil: EL SILOGISMO.
El........................................ silogismo..................................... es...... ......................................................[3] es la estructura que permite la relación de lo uno y lo múltiple, lo universal con lo particular. No lo tenemos claro. Me lo temía.
Es algo así como:
- Las mujeres guarras comen la polla.
- Mi abuela es mujer.
o Mi abuela como pollas????
o Mi abuela es una guarra???
No, no, perdón. Esto no era así. Otro intento.
- El hombre, el caballo y la mula viven mucho tiempo. (vamos por el buen camino)
- El hombre, el caballo y la mula son mamíferos.
o Los mamíferos comen pollas???
Me he liado. Perdón. Mis excusas.
Todo esto viene porque Israel se explica con dos silogismos que no acaban con ¡Israel come pollas! Ni tampoco ¡Israel es una guarra!
- Israel es Israel.
- Israel es Israel.
o Por tanto Israel es Israel.
Fácil el silogismo primero, de una depuración lingüística y un estilo acorde con la filosofía “Israelinana”.
Y, no digamos el segundo.
- Un amigo es un hermano.
- Israel es mi amigo.
o Yo soy su hermano.
Este silogismo vale para todos y cada uno de los que Israel nos permite ser su amigo.
[1] Parque de atracciones de Dinosaurios en Teruel capital.
[2] Película “El Milagro de P. Tinto”.
[3] ........ = Tiempo empleado en buscar el diccionario de filosofía página 63.
Texto de Guille Pérez Pérez
Para su amigo Israel Heredia