Recuerdo que hace 8 años por estas fechas, más o menos, comenzó este blog. Y la primera entrada fue Borges. Repito con Borges.
(Aquellos que me conocen saben que mi "Triada" es: Borges, Mann y Hesse. Si sólo pudiera leer durante toda la eternidad tres autores, me quedaría con ellos.
"Todo lenguaje es un alfabeto de
símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten;
¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas
abarca? Los místicos, en análogo trance, prodigan los emblemas: para significar
la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los
pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y la
circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo
se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro
esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los
dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe
quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema
central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto
infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o
atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto,
sin superposición y sin transparencia."
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